viernes, 21 de septiembre de 2018

¡TÚ! MI EXTRAÑO A MEDIAS

¡Bienvenido! en este blog podrás conocer más sobre la Directora General de Educación Alternativa"Un Vistazo"

¡TÚ! MI EXTRAÑO A MEDIAS

POR GLORIA DE LOS ANGELES BENNETTS CARLOCK
PUBLICADO EN LA REVISTA NERIUM
MÉXICO

El Cuento "Mi Extraño a Medias" fue publicada en la Revista Literaria "NERIUM" Año 1 , No. 2, en Agosto de 2018. La cual está bajo la dirección de Roberto Nihuitzi Guzmán Reynaga  y es creada en el país de México. 





¡Tú! Mi Extraño a Medias

¿Te ha pasado? Tener que huir de tu mundo convencional para ocultarte , para olvidar a esa persona que tanto amas y a la vez aborreces. Yo solo quería tocar la arena húmeda con mis dedos, perderme en la infinidad de mi playa favorita, aquella que siempre estaba vacía a pesar de que fuera el verano más poblado de todos. Fue entonces que vagué días y noches, alejándome de todo aquello que me hiciera recordarlo. Por fin descansaba de la academia, los ensayos y los problemas de casa, ahora solo se trataba de mí y el sol cayéndome sobre la piel.

Todo estaba bien, hasta que se me ocurrió ahogar mis penas. Me senté en alguna esquina a ver la luna y las estrellas, pensando en mis aventuras de juventud. Reía de mi misma y después lloraba, no podía creer como la vida podía llegar a ser tan problemática. “No te estanques o se te pudrirá el espíritu” me decían mis pocos amigos, “conocerás a otro” me aconsejaban mis padres.

Y es que el primer amor  suele ser difícil, eres tan inexperto que termina por romperte tu pequeño corazón. Tenía que sacarlo todo, así que empecé a gritar,  grité tan fuerte que desperté a todas las criaturas nocturnas de mi interior. No sé ni qué llevaba puesto, pero estoy segura que tú  lo recordarías.

De pronto, frente a mí, estaba un chico solitario escuchado mis extraños gritos, me acerque a él y le dije ¿Qué miras?  él respondió intrigado: ¡A ti! ¿Cómo imaginar que serían años de espera a partir de ese día? Él escuchó todo lo que tenía que decir y le dio reposo a mi  alma.

Era unos años menor que yo, pese a ello tenía en su boca las mejores palabras para un corazón roto. Nunca había conocido a alguien así, hasta el tono de  pronunciar  era distinto a lo que había escuchado. Entonces, estaban ahí varados dos extraños hablando de cosas aún más extrañas,  unidos  por  ese corto  verano.
 Inaudito, yo escapando del amor y me encuentro quien  se enamora de mi locura, jamás me sentí tan relajada con alguien, tal vez fue la manera en que lo conocí o saber que todo acabaría antes  de   poder  enamorarme de él. En poco tiempo hacíamos todo en pareja, indivisibles el uno  del otro y aun así aceptaba que todo terminaría antes de poder despedirme de él.

Aquel verano se fue entre mis manos y en la vereda del  camino de regreso a casa lo recordé, vi desde el retrovisor aquellos momentos tan gratos. Al regresar a mi hogar, caí como un meteorito haciendo explosión en ese mal de amores del que tanto quería salir; a pesar de eso, no pude evitar seguir pensando durante un año entero en aquel chico que conocí  el día de su cumpleaños. Pero uno siempre se hace el fuerte en esos casos, dejamos que nuestros demonios  hagan el trabajo sucio y como si nada decidí borrar su número de mi corazón.

“Era un niño tonto”, insistía cada noche, solo un extraño que conocí a medias en un verano caluroso, los días se hicieron meses y los meses años, no sé cuántas llamadas sin nombre evité contestar por miedo a reencontrar mis oídos con su adictiva voz.

Cuántos celulares cambie para poder destruir toda huella de su espíritu  de persecución. Después de mil penurias  y derrotas ; decidí regresar a mi playa favorita; deambulando como una luciérnaga, esperando que mi luz no se extinguiera, tratando de encontrar la dirección correcta que me llevara a ese niño tonto de mi nostalgia.

Esta no es una historia de amor con final feliz, aunque al principio lo parezca.  Les diré, lo encontré, pero ya no era ese niño flacucho y enano, su risa también era diferente, tanto que ya no pude reconocerla. Traía en su cabeza una gorra roja y sin pensarlo me la probé, aún sigo enojada por aquella persona que decidió llevársela sin saber que era mi más preciado tesoro.  Solo le diré que esta vez aproveché cada hora del verano.

Fuimos a un cuarto con cuatro paredes grisáceas, nos escondimos ahí sin un reloj en la pared, nuevamente su cuerpo rodeaba el mío, pero no hubo tiempo suficiente para las palabras, solo las hubo para la segunda despedida; quizás la peor  en mi corta vida.

Otro verano había pasado y nuevamente mire su espalda sin poder pedirle que se quedara, el color de aquel techo que miré arrepentida durante días, se encuentra petrificado entre mis tristes pupilas, los días de sol se extinguieron  y mis actividades convencionales dejaron enterrado a ese joven tan lejano y cercano a la vez.

Más veranos pasaron, sin él,  sin mi… sé que lo recuerdas como si fuera ayer. Busqué centenares de caras en redes  para saber de ti otra vez, pero nunca supe tu verdadero nombre, qué tonta jamás te lo pregunté.

Es inevitable como el corazón puede resguardar a más de una persona a la vez, no quiero mentir, claro que amé a otros durante el tiempo que pase recordando el verano , pero ninguno de ellos fueron tú.  Claro,  sé que amaste a muchas durante el tiempo que no supiste de mí, pero eso es algo a lo que no le tomo la mínima importancia porque ninguna era yo.

Otro verano llegó y el autobús salió. Lo mejor de encontrarte después de tantos años fue el saber que tú estarías ahí para mí y yo para ti, sin preguntas, sin dudas y sin reclamos. Esta vez todo fue diferente, decidiste llevarme a tomar un café. Hablamos hasta la madrugada y callamos hasta el atardecer.

La única pregunta que quería hacerte era si nos volveríamos a ver el siguiente verano, pero una vez más terminé sufriendo tu partida, sin tener la fuerza suficiente para decirte que debíamos dejar todo a un lado y escapar de nuestra desgastante realidad.

Me preguntaba todo el tiempo si lo mejor era ignorar tu rostro la próxima vez que te viera, o si lo mejor sería no regresar jamás a esa pasmosa vereda de arena, hiel y sal donde siempre te topaba. Pero tú me llamabas desde la lejanía, pidiéndome volver, esperando sentada sobre esa gran roca tan erosionada por el mar, como mi corazón por aquel pesar sobre mi espalda que había cargado durante tantos veranos por el simple  hecho de bajar la guardia y enamorarme de ti.

Muchos años pasaron para que mi agotada mirada encontrara tu sonrisa tan efímera en mi incongruente vida; por fin estábamos frente a frente queriendo decirnos la verdad, queriendo preguntar, queriendo saber si el destino solo éramos tú y yo con un velo  que no nos dejaba ver claramente.

Para ese entonces ya era tarde, pues cada uno tenía atado a sí mismo  un ancla, aquella que no nos dejaba alejarnos del barco llamado “estabilidad”; el gusto entre nosotros era insuperable, era magnánimo, pero nunca enfocamos nuestra vida unida.

Sin embargo, era un hilo rojo el que nos ahogaba recordándonos cada madrugada aquel verano, aún en nuestras lejanas camas, aún en nuestra vida tan distinta a lado de personas nada parecidas a nosotros.

Siempre quise saber que era lo que tu sentías al verme, lo que tu pensabas al reencontrarme, lo que tanto te hizo volver a esa confinada vereda. Pero el trabajo, el estudio, las actividades convencionales que me hacían arrepentirme a la mitad de todo, dejando a un lado el planear mi futuro junto a ti; o quizás fue el miedo o quizás, solo fue nuestra maldita estupidez.

Sin darme cuenta era aquella típica madre de familia, organizando la fiesta de cumpleaños de su esposo, con todos esos amigos que decían conocernos. No puedo quejarme, siempre tuve todo, pero jamás te tuve a ti, o al menos no como yo quería.

Me di cuenta que no tenía fotografías tuyas, que nadie de mi familia o conocidos te habían visto de frente, que nunca llamé a ese número que una vez me diste y decidí borrar en aquella época de frenesí.

El verano se acerca y aún con todo lo malo  y lo bueno de mi vida, miento a mi esposo para ir a esa erosionada piedra, pero tú no estas, todo está completamente removido en nuestra playa por aquellas  tormentas que comentaron en las noticias meses atrás. Me pregunto si después de tanto tiempo, regresarás este verano a nuestro lugar favorito, te juro que esperare tantos días como pueda…

Recuerdo aquel día que nos vimos por última vez , después de mecer nuestros cuerpos en la hamaca, de amarnos durante toda la  noche, de probar tus agridulces labios, respirar el humo del tabaco y mirar tu silueta bajo la sombra de la luna roja; alguien te llamó, no quise preguntar si era tu esposa, tu madre o algo importante del trabajo, solo vi que tu rostro se puso totalmente pálido, me abrazaste contra la pared y me pediste que te esperara unas cuantas horas; pero me fui, yo me fui de ese lugar tan pronto como te vi partir.

Mi esposo acaba de entregarme una carta, los papeles de una cabaña en la misma playa donde paso todos mis veranos; hubiera sido un hermoso detalle, pero lo marcó con su despedida de por vida, sin ninguna explicación. Antes de ello, me pidió que no leyera la carta hasta llegar a una extraña dirección.

Estoy estacionando mi coche y puedo notar que en medio de la nada, entre grandes cerros y árboles de altas copas yace una piedra tan parecida a la nuestra. En ella está escrita el nombre del hermano de mi esposo, aquel chico que tanto recordaban mis suegros por su enfermedad incurable y más aún la forma tan cruel en la que murió. La fecha escrita es la misma en que tú y yo nos despedimos por última vez, aquel día en que me pediste esperar.

Las coincidencias empiezan a desenrollar respuestas claras en mi retorcida cabeza, así  abrí la carta de mi esposo pero  esta no es su letra, tampoco está mi nombre, parece ser una carta para mi esposo. Su hermano le cuenta sobre el amor de su vida, de cómo dejaría el hospital y las quimioterapias para vivir en una hermosa cabaña que compró el día que la conoció. De cómo sucedió un milagro, pues los médicos le dijeron que viviría cinco años más después de tantas operaciones, él por fin le pediría matrimonio,  tendría dos hijos y la haría la mujer más feliz del mundo.

Esa carta la escribió el hermano de mi esposo el que nunca me mostró en fotos, que jamás llegue a conocer de frente. Aquí dice que no dijera nada, pues sus padres se alterarían por su anticipada decisión, ya que él se los diría en el mejor momento.

Recuerdo que en esta época mi esposo sufrió un percance en su motocicleta y quedó en hospitalizado  por tres días, pero no es algo de lo que l le guste hablar, así que jamás toqué ese tema con él, solo sé lo que me habían contado sus amigos y familiares.

Supongo que…

Él cargo todo el peso solo, durante tanto tiempo y decidió regalarme cinco increíbles años de su vida, la hermosa cabaña y dos hijos, tal y como tú lo deseabas, antes de morir en aquél accidente automovilístico rumbo al hospital donde yacía tu hermano.

La tormenta no se llevó aquella erosionada roca, fue mi esposo,, la puso aquí frente a mí. Donde moriste desangrado, pensando que yo estaría esperándote por siempre, pero la verdad es que me casé con tu hermano un año después de eso, y tuvieron que pasar seis años para poder arriesgarme a saber tu nombre real, mismo nombre que  hoy lleva mi hijo.

Me casé con aquel hombre , aquel que decidí odiar,  no te esperé ese día porque yo también recibí el llamado de una gran amiga de ambos que me dijo que estaba grave, así que salí tan rápido que ni siquiera me importó saber si regresarías.

Ahora mismo me arrodillo ante ti, para nombrarte mi amor , gracias por acercar a mí al mejor hombre del mundo, aquel que cargó con este peso tanto tiempo. Molesto por que las cosas no salieron como él creía que sucederían. Pero tengo que decirte que no esperé  tu regreso,  no te amaba y ahora tengo que ir tras   él para solucionar todo esto.


Yo no he olvidado tu rostro, pero si lo que me hacías sentir; sé que tú recordarías  perfectamente lo que traía puesto el primer día que nos conocimos, aunque jamás podrás hacerme feliz… aunque tu cuerpo se extinguió  donde me encuentro varada y tengo el momento en mis manos para despedirme de ti, solo te puedo decir: vete tranquilo, tú siempre serás mi verano.






No olvides que puedes encontrar este relato en el siguiente link https://issuu.com/revistanerium/docs/nerium_vol_2


Así como diferentes escritos, no dudes en compartir en tus redes sociales, Gracias. 

Más sobre Angy Bennetts Carlock


¿Cómo citar el contenido de este blog? 

Bennetts, G.A. (21 de Mayo de 2018) ¡Tú mi Extraño a Medias. [Mensaje Blog]. El Blog de Angy Bennetts Carlock. Recuperado de https://angybennettscarlock.blogspot.com/2018/09/tu-mi-extrano-medias.html